Día mundial de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal – 19 mayo

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) engloba aquellas patologías que cursan con una inflamación crónica de la mucosa intestinal. Principalmente la colitis ulcerosa (CU) y la enfermedad de Crohn (EC).

Las principal diferencia es que la EC afecta a todo el tubo digestivo (boca-ano) y puede darse de forma discontinua a lo largo del mismo. La CU afecta a la mucosa del intestino grueso de forma continua. Aunque las diarreas son más frecuentes en la CU, la malabsorción se da principalmente en la EC por el tramo digestivo que se ve comprometido. Según el grado de severidad de la enfermedad y el estado de remisión-brote, va a variar el grado de malnutrición que conlleva.

La nutrición debe considerarse un componente esencial en el manejo de los pacientes con EII. Si tienes EII o tienes alguien cercano que tenga diagnóstico, te interesa tener claro que:

  • No todo queda en el intestino. Hay patologías que se asocian con frecuencia a la actividad de la enfermedad: artritis periférica, eritema nodoso, estomatitis aftosa.
  • Siempre habrá que partir de una buena valoración nutricional.
  • Las pautas deben ser personalizadas al máximo. Habrá alimentos que no se toleren de forma individual, pero no existe ningún alimento en concreto que se haya demostrado que sea perjudicial para la EII. No caigas en restricciones generales y crónicas.

Los principales nutrientes deficitarios en EII son algunas las vitaminas hidrosolubles (A, C, B9, B12), vitaminas liposolubles (E, D y K), proteínas cuando hay una disminución de la ingesta y algunos minerales (hierro, magnesio y zinc). Si hay resección intestinal y/u ostomía, también son frecuentes la deficiencia de cobre y selenio.

Información basada en la revisión actualizada publicada: European Jounal of Health Research 2021, Vol.7, Nº1 (pags.1-10).

Si te han diagnosticado hace poco o hace años pero aún te sientes perdido, mi consejo es que busques apoyo en una asociación. Si a nivel clínico no mejoras sólo con los consejos médicos y el tratamiento farmacológico, acude a consulta con un nutricionista especializado para mejorar tu alimentación. Será recomendable también revisar tu descanso, control del estrés y estado psicológico.

Mejorar está en tus manos, busca la calidad de vida que mereces.

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