Soy Cristina Calcerrada, dietista-nutricionista, voy a hablar en las siguientes líneas sobre la responsabilidad social alrededor de la obesidad. Tanto si tienes obesidad, has tenido o conoces a alguien cercano a quien puedas apoyar, seguro que te viene bien conocer esta perspectiva.
¿Por qué hablo del estigma de la obesidad? Se conoce como estigma a la marca comportamiento, rasgo o condición que posee una persona, de manera que se incluye en un grupo social inferior o inaceptable.
Dos obstáculos que constantemente hay que luchar en consulta son: (1) la obsesión con el peso como objetivo y (2) la falta de apoyo para la persona fuera de consulta. Voy a empezar con el primero, de manera que, si no suele ser tu problema, puedes pasar al siguiente.
(1) La obesidad va más allá del peso. No sólo porque no es lo mismo adelgazar -hablamos de grasa corporal- que perder que peso. Si no porque la mejora tenemos que dejar de verla como un cambio físico y llevarla a un cambio global y real (detallo al final del texto).
(2) La obesidad va más allá del peso y la imagen corporal. También de lo que como, dejo de comer, gasto o no gasto. La obesidad es un tema muy complejo, en el que intervienen millones de factores: individuales, biológicos, sociales, psicológicos, de consumo de alimentos y disponibilidad (local, económica) de los mismos, influencia social y un largo etcétera.
Casi siempre pensamos que se trata de alguien vago o que come muy mal, sin interés por su salud, ni su cuerpo. Habrá casos, pero en la mayoría de las ocasiones nos equivocamos. Algo más ha pasado o pasa, para que eso se mantenga.
¿Por qué estigma entonces? Mientras cuidamos el lenguaje para otros temas (raza, religión, orientación sexual), para decir que alguien es gordo/gorda, no lo hacemos. Además, cuando alguien empieza a cuidarse y baja de peso, recibe comentarios como “Te veo mejor, ¿has bajado peso?”. Esto puede motivar a la persona y que siga bajando (a veces incluso pudiendo ser un arma de doble filo; este tipo de comentarios pueden llegar a ser un factor precipitante de trastornos de conducta alimentaria). Por otro lado, cuando ya para nosotros se está pasando de bajar, entonces viene un “Te estás obsesionando, no bajes más peso”. Si por el contrario vuelve a subir, entonces el comentario (esta vez a las espaldas) es con toda probabilidad “Se está dejando de nuevo, ¡qué desastre!”.
La conclusión que quiero que cale en todos (los que tienen problemas de obesidad y los que están a su alrededor): Olvídate de la cifra del peso, comparaciones del físico “el antes y el después”. Empieza a valorar los cambios reales en la calidad de vida:
- medicación reducida
- estado de ánimo
- descanso, calidad del sueño
- digestiones menos pesadas, mejor tránsito intestinal
- objetivos que alcanzados nivel físico (la distancia que eres capaz de recorrer sin tener que parar a descansar, las escaleras que eres capaz de subir sin fatigarte, facilidad en cargar las bolsas de la compra, incluso la capacidad de volver a ponerte unos zapatos sin ayuda).
La obesidad es cosa de todos.
Basado en post original Instagram @cristinacdnut - 2 abril 2020
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